EL PRECIO REAL DE LA CARNE: LAS SUBVENCIONES QUE RECIBE LA GANADERÍA

EL PRECIO REAL DE LA CARNE: LAS SUBVENCIONES QUE RECIBE LA GANADERÍA

Pensemos en esto: una vaca es alimentada con pienso a base de soja. Esta vaca necesita unos 6 kilos al día, y es sacrificada a los 12 meses. Eso son 4.380 días de vida, 26.280 kilos de soja. ¿Cuántos filetes de soja se podrían producir con 26.280 kilos? Entonces, ¿cómo es posible que el precio de la carne vegetal sea más alto en el mercado que el precio de la carne animal? La respuesta es: por las subvenciones que recibe la ganadería. 

Las subvenciones permiten al sector cárnico establecer en el mercado unos precios reducidos, a pesar del coste elevado de su producción. ¿Y cuánto dinero reciben? Pues no se puede saber con exactitud, porque son muchas partidas diferentes, pero, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, alrededor de 800 millones de euros. 

 

¿POR QUÉ NECESITA SUBVENCIONES EL SECTOR GANADERO?

Sin embargo, y a pesar de todas esas subvenciones, el sector ganadero está constantemente quejándose de la precariedad de sus beneficios. Y probablemente sea cierto, ya que nos podemos hacer una idea de lo que cuesta mantener a todos esos animales. La pregunta es por qué. ¿Qué motivos hay para seguir manteniendo el precio de la carne animal tan bajo, cuando esto implica que el negocio necesite constantes inyecciones de dinero público? ¿Qué motivos hay para querer mantener un negocio que ha demostrado que por sí solo no es capaz de ser rentable? Pues porque la gente se ha acostumbrado a esos precios. Y, si los suben, no va a aceptarlo. 

La mayoría de la población considera la carne animal un básico en la alimentación y todavía piensa que es algo necesario para sobrevivir y conservar su salud. La mayoría de personas comen carne en cada una de sus comidas y, si eliminan las subvenciones y suben el precio de la carne, bajará la demanda y aumentarán las quejas. 

Esta situación del mercado cárnico lleva siendo insostenible mucho tiempo, y parece que ningún gobierno se atreve a buscar una solución más allá de pagar el problema con el dinero de nuestros impuestos. Reducir o eliminar la carne animal de las dietas de la población no es algo que estén dispuestos a hacer. Todo lo contrario. Siguen dando subvenciones a la ganadería tanto para su producción como para su comercialización.

 

CUENTA ATRÁS PARA EL AUGE DE LAS ALTERNATIVAS VEGETALES

Con el auge de las alternativas vegetales que estamos viviendo, este es el momento perfecto para potenciar la reducción de consumo de carne animal. Y en lugar de aprovecharlo y apoyar estas alternativas lo que hacen es invertir (con dinero público, no nos olvidemos) en publicidad para hacer campañas en contra de las alternativas vegetales, en poner trabas económicas y legales a su comercialización, y en inundar los medios de comunicación de mensajes en contra de la alimentación vegetal.

¿Qué podemos hacer les veganes al respecto? Tarde o temprano, por motivos económicos, esta situación cambiará. El precio de la carne animal subirá y su demanda bajará. Mientras tanto nosotres lo que podemos hacer es seguir apoyando a las empresas y marcas veganas con nuestro consumo. Impidiendo que desaparezcan del mercado, por mucho que intenten eliminarlas. Para que, cuando la carne vegetal sea una alternativa real para todo el mundo, la población pueda disponer de ella fácilmente, empezando así un consumo más sostenible y beneficioso para el planeta y los individuos que él habitamos (humanos o no humanos).  

EL VEGANISMO NO ACABA EN EL PLATO: LA INDUSTRIA DE LAS PIELES Y TEXTILES ANIMALES

EL VEGANISMO NO ACABA EN EL PLATO: LA INDUSTRIA DE LAS PIELES Y TEXTILES ANIMALES

Quizá la parte del veganismo que más se conoce y de la que más se habla es la de la alimentación. Es tanto así que mucha gente fuera del movimiento relaciona veganismo únicamente con el tipo de alimentación, pero el veganismo está contra toda explotación animal. El veganismo no acaba en el plato y la explotación animal no se queda solo en los que son usados para ser “comida”. El veganismo rechaza todo consumo que provenga de la explotación de cualquier animal, incluyendo la industria de las pieles y textiles animales. Y de esto queremos hablar en este post, del terrible padecimiento que sufren los animales destinados a la producción de materiales tales como las pieles, las lanas y las plumas.

[AVISO DE VIOLENCIA EXPLÍCITA]

LA INDUSTRIA DE LAS PIELES ANIMALES

La industria de las pieles animales es de las más crueles que hay. Y los animales que desgraciadamente han sido seleccionados por su pelo para hacer prendas de ropa tienen una vida y una muerte terrible. En la lista hay muchas especies: visones, zorros, linces, focas… Pero los más explotados en cantidad son el visón y el zorro.

Visones

Independientemente del hecho de que las granjas de visones son una amenaza para el ecosistema y una fuente de contaminación, queremos hablar del trato que el animal recibe en esta industria. 

Cada país tiene su propia regulación (o falta de ella), por lo que las condiciones de estas granjas cambian mucho de un lugar a otro. Pueden estar hacinados en naves cubiertas o a la intemperie. Pero en general, lo que tienen en común es que los visones están aislados unos de otros en jaulas individuales amontonadas que no les permiten apenas moverse. La privación total que sufre el animal de cualquier actividad que por naturaleza debería realizar les provoca estrés y ansiedad, lo que desemboca en un comportamiento agresivo, haciendo que se autolesionen. Pero como el animal es visto como un objeto y lo más importante para la industria es su piel, esto no tiene importancia para ellos. 

El asesinato de los visones tiene que realizarse de forma que su piel no resulte dañada. Así pues los asesinan con gas, inyectándoles en el corazón un potente sedante que les causa la muerte, con un golpe en la nuca, por asfixia manual o con un artilugio atado a su hocico que les impide respirar, o electrocutados (normalmente por la boca, el ano o la vagina). Esto es sencillamente horrible. Todo ello sin ningún tipo de anestesia. Pero no quedándose ahí, como no les importa mucho que el animal esté muerto siempre y cuando no se mueva, en muchas ocasiones son despellejados todavía con vida. 

Zorros

Su trato no dista mucho del de los visones. Hacinados en jaulas individuales en hileras y unas sobre otras, los zorros son privados de cualquier actividad digna de su especie, más allá de comer y beber. Para intentar mantener unas condiciones higiénicas básicas, y sólo para mantener limpio su preciado pelaje, la limpieza de las jaulas se hace con una manguera de agua a presión, sin tener ningún tipo de consideración. El estrés que sufren les hace tener comportamientos que les generan lesiones que, por supuesto, no son atendidas por veterinarios. 

Algunas granjas realizan una práctica para aumentar el beneficio por animal que consiste en incrementar el volumen de su piel mediante la sobrealimentación. Estos zorros son cebados hasta la enfermedad e introducidos en jaulas que les impida total movilidad, así el proceso de engorde es más efectivo.  

Como en el caso de los visones, la muerte de los zorros se realiza de forma que su piel no se vea afectada, así que las prácticas más comunes son la asfixia por monóxido de carbono, colgarlos con un gancho del cuello y golpearles la cabeza con un mazo, o introducirles una barra metálica por la boca y otra por el ano para después electrocutarlos. 

LA INDUSTRIA DE LOS TEXTILES ANIMALES

Las lanas

Hay varias especies de animales explotadas por su pelo: cabras, alpacas, llamas… pero la principal son las ovejas. En el caso de la lana, la vida del animal es diferente que en la del proceso de la industria peletera, donde para conseguir la piel del animal este debe ser asesinado. Pero la obtención de lana, como es el “pelo” del animal y este sigue creciendo, lo más económicamente rentable para los explotadores es que el animal siga con vida el máximo tiempo posible (pero sin que genere un gasto superior al beneficio obtenido por la venta de su lana). 

La vida de la oveja destinada a la explotación de su lana empieza a ser una auténtica tortura cuando tienen semanas de edad: les perforan las orejas para identificarlas, les amputan la cola para facilitar el proceso de esquilado y los machos son castrados con técnicas dolorosas y rudimentarias. Todo esto, por supuesto, sin ningún tipo de anestesia. Pero no acaba ahí.

En la naturaleza las ovejas generan lana suficiente como para protegerse a sí mismas tanto del frío como del calor, funciona como reguladora. Si una oveja no se esquilase, en contra de lo que dicen los que defienden esta explotación, no le pasaría nada. El problema es que para hacer más rentable al animal, las ovejas se han cruzado entre las que más lana generan.

Esto ha desembocado en ovejas que producen demasiada lana para su propio bienestar, de modo que estos animales acaban por sufrir un exceso de piel (ya que cuanta más piel, más lana) que se arruga sobre su cuerpo. Estas arrugas son el lugar adecuado para que las moscas depositen ahí sus larvas, pero esto resulta un problema para la “calidad” de la lana. Así que una de las “soluciones” que los explotadores tienen es el mulesing. Se trata de una amputación de un gran trozo de carne alrededor del ano del animal para eliminar las arrugas que, al acumularse los restos de heces, son más atractivas para las moscas. Literalmente les hacen una enorme herida, sin anestesia, sin cuidado y sin curaciones, solo para mejorar la rentabilidad de su negocio. 

Además de todo esto, los explotadores cobran por volumen y no por hora de trabajo. Y el proceso de esquilado es un momento traumático para el animal, que se revuelve aterrorizado. Por lo que este recibe un maltrato sistemático para inmovilizarlo consistente en puñetazos, patadas, e inmovilizaciones sin ningún tipo de cuidado. Además de no tener ningún miramiento a la hora de usar la máquina de esquilado, lo que provoca cortes y heridas. El proceso de esquilado es una práctica terrible que acaba muchas veces con la vida del animal ya sea por la violencia del acto, por infartos, o por las heridas (nunca curadas) causadas por las máquinas. 

Las plumas

Los animales más explotados por sus plumas son patos, gansos y ocas. Estos animales empiezan a ser desplumados a las 10 semanas de vida. A los 4 años, cuando la calidad de sus plumas se “deteriora” son enviados al matadero. 

Antes de explicar el proceso de desplume debemos explicar también que la pared folicular de las plumas de estos animales es increíblemente sensible, como las nuestras. Así que arrancarle una pluma a uno de estos animales es similar a que nos arranquen un pelo. 

El proceso de desplume es manual. Se inmoviliza al animal y les arrancan las plumas lo más rápido posible, ya que cobran por peso de plumas arrancadas y no por hora de trabajo (como ocurre con la lana). Normalmente durante el proceso de extracción a los animales se les rompen las alas para inmovilizarlas y se generan heridas en la piel que, muchas veces, provoca la muerte. Por supuesto, una vez más, sin anestesia de ningún tipo. Por lo que los patos, ocas y gansos sienten durante toda su vida un terrible dolor una y otra vez, pánico, ataques al corazón, etc.

¿CÓMO ACABAR CON LA INDUSTRIA DE LAS PIELES Y TEXTILES ANIMALES?

Imagina que tu vida fuera vivir hacinade, sin poder moverte, en condiciones insalubres, para acabar sufriendo una muerte terrible. O que tu vida consista en existir solo para ser maltratade, en constante pánico. O que te arranquen todo el pelo sin miramientos, y vivir en unas condiciones terribles solo para que, cuando vuelva a crecer, volvértelo a arrancar. Pues esto es lo que la industria de pieles y textiles animales les hace a estos pobres individuos para que humanes (si es que se pueden llamar así) las luzcan en prendas de ropa o se compren edredones. Este negocio es terrible y debe dejar de existir cuanto antes. 

Os dejamos a continuación algunas páginas en las que podéis manteneros informades sobre el tema y hacer algo para acabar con esta situación que sufren a diario millones de seres inocentes:

LA PARADOJA DEL PESCADO, O POR QUÉ LA INDUSTRIA PESQUERA NO ESTÁ TAN MAL VISTA COMO LA  INDUSTRIA CÁRNICA

LA PARADOJA DEL PESCADO, O POR QUÉ LA INDUSTRIA PESQUERA NO ESTÁ TAN MAL VISTA COMO LA INDUSTRIA CÁRNICA

Cuando hablamos de la paradoja del pescado nos referimos a la diferencia que se hace comúnmente, bastante aceptada socialmente, entre carne y pescado. Cuando se habla de “carne” se hace referencia generalmente a los cuerpos de animales terrestres. Sin embargo cuando se habla de “pescado” se hace referencia a los cuerpos de animales acuáticos. Pero en realidad todo es carne. Carne de pollo, carne de vaca, carne de atún, carne de tiburón.

Entonces, ¿por qué, si tanto un cerdo como un salmón van a acabar siendo “carne” para alguien, se perciben diferente? ¿Y por qué la industria pesquera no está tan mal vista como la industria cárnica? La respuesta es: por puro especismo. Por la percepción que se tiene de cada tipo de animal según lo abajo que estén en la pirámide que el ser humano se ha inventado, en la que se coloca a cada animal en una altura diferente según cuánto nos recuerde a nosotros mismos.

 

LA PARADOJA DEL PESCADO: MOTIVOS

Animales de segunda

La principal razón por la que un animal (generalmente mamífero terrestre) se considera más “digno” que otro es porque desde la percepción de un ser humano ese animal se encuentra más cerca de nosotros. Hace sonidos, expresiones, son de sangre caliente, dan a luz a sus crías, etc. En esencia, sienten y viven de una forma más parecida a la nuestra. Todas estas características de su especie que se parecen a las nuestras hacen que se perciban en un nivel más alto de la pirámide en la que el ser humano está en la cima. Y cuanto más arriba esté un animal, mejor trato merece. Cuanto más se parezca a nosotros, menos posibilidades tiene de ser comida. Por eso no se comen a los chimpancés pero sí a los delfines (aunque su inteligencia sea similar).

Muerte «limpia»

La muerte de un animal marino es más “limpia”. Es un tipo de animal que no emite casi sonidos, que cuando muere no mancha, que su muerte no genera escándalo y es muy sencilla. Sólo hay que sacarlo de su hábitat (el agua) y el animal se asfixia. Para el ser humano, que está acostumbrado a relacionar la muerte con dolor, sangre y gritos, esta muerte pasa muy desapercibida. Es tan fácil y tan “limpia” que cuesta relacionar pescar con matar.

 

El tamaño importa

Cuando hablamos de la paradoja del pescado el tamaño es importante. El hecho de que animales como las vacas o los cerdos se maten en grupos (relativamente) reducidos y que los animales marinos (peces, moluscos, crustáceos, etc.) se pesquen a miles también importa. Es más fácil dotar de individualidad a un animal de 300 kilos que a uno de 300 gramos. Por eso en la pirámide de la dignidad una ballena, aun siendo un animal acuático, está muy arriba, pero un pollito, siendo un animal terrestre, está muy abajo.

 

Romantización de la pesca

La profesión de pescador siempre se ha asociado con gente trabajadora, noble, un oficio de toda la vida, artesano. Y pescar se ha asociado con momentos de calma, con una experiencia padre-hijo, con un premio de un día tranquilo tras una semana estresante de trabajo. Pero la industria de la pesca no es así ni de lejos. Los peces que se venden en súpers y lonjas han sido pescados por grandes barcos y enormes redes que echan al mar y que, al ser recogidas, sacan del mar lo que hubiera en su camino, destruyendo la fauna marina y el ecosistema. La industria pesquera es igual de culpable tanto en el acto del asesinato como en la contribución a la destrucción del planeta:

Efectos de la pesca en el medio ambiente:

  1. Destrucción de la biodiversidad: es la causante de la desaparición de un tercio de todos los animales marinos. Cubre más del 55% del océano, sobreexplotando (a veces de forma ilegal) todo el territorio.
  2. Contaminación: los desperdicios que generan (normalmente redes) acaban con especies marinas, suelo marino, y llenan los océanos de microplásticos.
  3. Métodos excesivos: las formas más productivas de la pesca industrial provocan la pesca colateral de otros animales marinos que no son objeto de pesca. En ocasiones especies protegidas o crías. Cerca de un 40% de los animales marinos pescados en pesca de arrastre no son ni consumidos.
  4. Modificación del ecosistema: al sobreexplotar los territorios acaban con un gran número de individuos que tienen su propia función en ese entorno (depredadores, presas, limpiadores, etc.)

 

LA PARADOJA DEL PESCADO: PESCAR TAMBIÉN ES MATAR

En resumen, independientemente de los efectos negativos que genera en el planeta la pesca industrial, y desde el punto de vista ético, los pescadores tienen la misma profesión que cualquier trabajador de matadero, aunque la paradoja del pescado impida que se vean igual.  Su trabajo consiste en coger a un animal que estaba vivo y convertir ese animal en un animal muerto, un cadáver. Es decir: matar. Que el tipo de muerte sea diferente no lo hace mejor, ni más digno, ni menos cruel. Acabar con la vida de un ser sintiente es matar, por mucho adorno que le quieran poner.

EL VEGANISMO ES EL FUTURO PORQUE SIN VEGANISMO NO HAY FUTURO

EL VEGANISMO ES EL FUTURO PORQUE SIN VEGANISMO NO HAY FUTURO

El veganismo, más allá de una forma ética de vivir respetando la vida de todos los animales, es la única forma de vida posible a largo plazo. Para todos. Sin veganismo no se le podrá dar a nuestros hijos e hijas una vida mínimamente parecida a la que hemos tenido. No ser vegan es condenar a tu descendencia a pasar hambrunas, escasez, catástrofes naturales y a convertirlos, en muchos casos, en refugiados climáticos.

Y esto no es una teoría. Es una realidad corroborada. Y es precisamente por esto, porque sin veganismo no hay futuro, por lo que los negocios veganos son el futuro. No van a pasar de moda. No van a quebrar. No van a desaparecer. Los negocios veganos son la respuesta lógica a un mercado que demanda una alternativa sostenible y ética. El mercado vegano (o plant based, realmente) seguirá subiendo y subiendo cada vez más hasta convertirse en unas décadas en el mercado principal.

 

 

CRECIMIENTO EXPONENCIAL

Solo hay que ver la proyección que ha ido teniendo el mercado plant based desde hace varios años. Está creciendo alrededor de un 50% cada año, y se estima que para el 2030 el mercado de los alimentos hechos de plantas crecerá  un 450%, suponiendo casi un 8% del total del mercado de alimentos (Fuente). Sinceramente, nosotras creemos que será mucho más. Esta alternativa ganará cada vez más adeptos, impulsada no solo por el aumento de la oferta de muchas empresas interesadas en “tener su trozo de pastel”, sino también por los propios gobiernos y organizaciones como la OMS. 

Está claro y más que demostrado que una dieta sin productos de origen animal es más beneficiosa para la salud y más sostenible para el medio ambiente. Sin embargo, como lo que lleva a promover cualquier cosa por parte de las instituciones es la rentabilidad que se obtenga a cambio, para ellas no ha sido una realidad a tener en cuenta hasta hace poco. Y cuanto más dinero dé, más lo van a promover. Por eso creemos que el aumento de este mercado será mucho mayor de lo que se estima, porque no han tenido en cuenta que los grandes altavoces se volverán cada vez más partidarios conforme más rentable sea este negocio.

 

¿PUEDE AYUDAR EL VEGANISMO A TRANSFORMAR EL CAPITALISMO?

Esta es una cuestión muy difícil de responder. Realmente, parte del movimiento vegan va en contra del modelo económico capitalista. Se podría decir que tiran de extremos contrarios o que están constantemente en un pulso. Sin embargo el veganismo no ha tenido más remedio que adaptarse a este modelo de consumo e intentar cambiarlo desde dentro. No sabemos si podrá transformarlo en su totalidad a un sistema más justo, pero lo más probable es que, siendo el veganismo un movimiento sustentado en valores tan profundos y éticos como en los que lo está, pueda influir positivamente. 

 

CÓMO APOYAR CONSUMIENDO

El mercado dentro de poco se llenará todavía más de productos plant based, eso está claro. Es entonces nuestra responsabilidad consumir no basándonos en productos, sino en marcas. Y comprar solo productos de marcas 100% vegetales, éticas, sostenibles y antiespecistas. De nada nos sirve alimentar económicamente a marcas que destinan nuestro dinero a la explotación animal o humana. Todas las personas veganas sabemos que el veganismo es más que una dieta, es una filosofía de vida y un posicionamiento político.  Y consumir acorde con nuestros ideales requiere un esfuerzo inicial de investigación. Debemos saber lo máximo posible sobre esas marcas y sus valores y ver si son merecedoras de nuestras compras. Así, quizá no podamos cambiar el modelo económico, pero sí podemos hacer que ganen peso en el mercado aquellas empresas responsables que pueden hacer el capitalismo más verde y menos salvaje.

¿DÓNDE VA EL DINERO QUE NO RECIBEN LOS AGRICULTORES? EL EXAGERADO MARGEN DE LOS INTERMEDIARIOS

¿DÓNDE VA EL DINERO QUE NO RECIBEN LOS AGRICULTORES? EL EXAGERADO MARGEN DE LOS INTERMEDIARIOS

Que los precios de la fruta y verdura se han disparado es algo que ya se viene notando mucho a la hora de hacer la compra. El coste de la producción (maquinaria, abonos, etc.) y el estado de los cultivos (culpa en gran parte de los cambios climáticos que estamos sufriendo) ha hecho que los precios que tienen los productos hortofrutícolas se hayan incrementado. Sin embargo, en su origen no lo han hecho tanto como pensamos. Los agricultores lo venden ligeramente más caro, sí, pero solo lo suficiente como para poder seguir cubriendo gastos. Entonces, ¿dónde va el dinero que no reciben los agricultores?

 

¿POR QUÉ ESTÁN TAN CAROS ESTOS ALIMENTOS EN LOS COMERCIOS?

El problema está en que los productos son cada día más caros en los puntos de venta al consumidor, pero los productores siguen vendiéndolos casi por el mismo precio. ¿Por qué sucede esto? Por la especulación. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ya denunció esta situación y no es ningún secreto que en el camino que hay desde que un producto se cosecha hasta que llega a un comercio pasan cosas que no conocemos con exactitud. Desde que un tomate sale del huerto hasta que llega al punto de venta pasa normalmente por entre 3 y 5 manos diferentes. Y al pasar por cada uno de estos intermediarios sube el precio de forma que, cuando llega al consumidor, éste se ve inflado hasta en un 600%.

Esta situación viene ya de lejos y en 2021 se aprobó la ley de la cadena alimentaria, cuyo objetivo era hacer más transparente el trayecto de los productos hortofrutícolas y poder así controlar el aumento de precios. Parece que sin mucho éxito, ya que seguimos sufriendo el mismo problema un año después.

 

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Entendiendo la situación, no es difícil pensar que una buena solución sería que el consumidor comprase directamente, o lo más cerca posible, al primero en la cadena de producción. Eliminando así a todos o a la mayoría de intermediarios. El único problema es que para que la agricultura pueda sustentarse económicamente es necesario que venda sus productos en cantidades muy grandes, y actualmente no es fácil conseguir eso si eliminas de la ecuación a los grandes compradores. Incluso aunque el productor suba los precios de sus productos, vender al detalle es algo que podría funcionarles bien a los agricultores sólo si el número de clientes particulares subiera lo suficiente.

 

EL NACIMIENTO DE INICIATIVAS CONECTORAS

Si queremos eliminar intermediarios y comprar vegetales directamente al productor (o con un proceso de un intermediario) tenemos las opciones más simples y tradicionales, como el mercado o las pequeñas fruterías de barrio. Como opción más moderna y también con el objetivo de eliminar intermediarios han nacido varias plataformas digitales que conectan directamente al productor con el comprador. Por ejemplo HarBest Market, una plataforma digital que conecta restaurantes con agricultores. O Ecomarca, que conecta a productores ecológicos con grupos de consumo.

Otras iniciativas que han ido aumentando últimamente son las de vender directamente al consumidor frutas y verduras estéticamente no comerciales. Es decir, frutas y verduras feas, las que no quieren los grandes compradores y muy posiblemente vayan a desecharse, aunque conserven todo su sabor y nutrientes. Como por ejemplo fruteriadevalencia.com o www.talkualfoods.com. Dos iniciativas que también apuestan por acabar con el desperdicio alimentario y poner las cosas más fáciles a los consumidores que quieren ser más responsables.

 

En definitiva, como consumidores particulares tenemos una gran oportunidad y una responsabilidad para ayudar a solventar este problema. Empezando por ser conscientes de la situación de los agricultores y mantenernos informados sobre esta. Averiguando dónde y cómo podemos comprar los productos que queremos generando el mínimo impacto negativo. Y acabar consumiendo de la forma en la que más nos beneficie a todos. Está claro que la comodidad que nos brindan las grandes compañías es muy tentadora, pero solo hay que hacer un pequeño esfuerzo para modificar un comportamiento y darle una oportunidad a las nuevas iniciativas que surgen que nos acercan al agricultor. No sólo estaremos haciendo algo bueno, sino que disfrutaremos de las ventajas de consumir productos de calidad y de proximidad, de los que conocemos su origen y que nos aportan mucho más.